La cetoacidosis diabética es una de las mayores complicaciones que puede sufrir un animal con diabetes mellitus, y es una urgencia veterinaria que requiere la hospitalización inmediata del paciente.
Los primeros datos históricos sobre la diabetes datan ni más ni menos que del 1500 A.C, cuando los egipcios observaron que algunas personas tenían la necesidad de beber y orinar más, al mismo tiempo que perdían peso. Desde entonces son numerosas las apologías históricas y las teorías sobre esta compleja enfermedad, habiéndose ya estudiado en profundidad en medicina veterinaria.
Relación de la diabetes mellitus y la cetoacidosis
Según la OMS, la diabetes es:
“una enfermedad crónica que aparece cuando el páncreas no produce insulina suficiente o cuando el organismo no utiliza eficazmente la insulina que produce. El efecto de la diabetes no controlada es la hiperglucemia (aumento del azúcar en la sangre).”
Para entender bien la definición, así como esta complicación, se podría decir que la insulinaes la llave que abre el paso de la glucosa y otros iones importantes a las células que componen los tejidos del organismo nuestro animal, por lo que cuando esta llave falta o las células no la reconocen el organismo del animal puede sufrir “confusión” ya que, pese a haber suficiente glucosa en sangre, el organismo puede interpretar de forma paradójica que esta sea insuficiente y que necesita producir más, aumentando rutas metabólicas que resultan ser, en última instancia, perjudiciales para el organismo.
La incidencia de la diabetes mellitus es notablemente mayor en perros y gatos de edad media-avanzada. Curiosamente, en la especie canina es más frecuente que la padezcan hembras sin esterilizar mientras que, por el contrario, en la especie felina es más frecuente en machos esterilizados, especialmente en los que padecen obesidad y tienden al sedentarismo.
Existe una predisposición racial en perros, siendo algunas de las razas más afectadas: los teckels, schnauzers, caniches, perros de aguas, pastores alemanes y kesshonds.
Hay dos tipos fundamentales de diabetes:
Diabetes tipo I: se da una falta de insulina como tal debido a que las células beta del páncreas son incapaces de producir suficiente. Es la forma más frecuente en perros y gatos.
Diabetes tipo II: se da una resistencia a la insulina debido a un bloqueo de los receptores o falta de hormonas diabetógenas. En este caso es fundamental detectar y corregir la causa de insulinorresistencia ya que puede terminar convirtiéndose en diabetes tipo I. Se da de forma mucho más frecuente en gatos que en perros. Algunas de las causas más frecuentes de insulinorressitencia son:
- Pancreatitis.
- Obesidad.
- Infecciones.
- Hipo e hipertiroidismo.
- Hiperadrenocorticismo (más conocido como síndrome de Cushing) o administración de corticoides como tratamiento de otras patologías.
- Patologías hepáticas y renales.
- Neoplasias.
¿Qué es la cetoacidosis diabética?
Se considera que un animal está sufriendo cetoacidosis diabética, cuando sus niveles de glucemia (la cantidad de glucosa en sangre) se descompensan preocupantemente, ya sea directamente por un descontrol de su diabetes o por una complicación de otros procesos (frecuentemente pancreatitis, piómetras, sepsis por infecciones previas…), y se generan en sangre cuerpos cetónicos y acidosis metabólica.
El nombre se debe a dos conceptos:
- “ceto“: estos pacientes experimentan un aumento de los cuerpos cetónicos en sangre, residuos derivados de la activación del consumo de ácidos grasos libres al activarse rutas alternativas para obtener energía.
- “acidosis” debido a la disminución del pH sanguíneo que se da en el organismo.
Este estado metabólico pone en riesgo la vida del animal y la actuación veterinaria debe ser urgente.
Para ayudar al paciente, el veterinario realizará todas las preguntas necesarias, una exploración física completa del animal y algunas pruebas laboratoriales, siendo indispensable la obtención de una analítica sanguínea completa y un análisis de orina para poder detectar y tratar la situación.
Signos clínicos del paciente con cetoacidosis
Los signos clínicos observables son bastante evidentes, siendo los más frecuentes:
- Depresión y debilidad.
- Vómitos.
- Aumento de la frecuencia respiratoria: Taquipnea. Observa detenidamente el tórax de tu animal en reposo. El numero normal de respiraciones, debe oscilar entre 10-30 por minuto en perros y entre 20-42 en gatos. Si está por encima de estos valores tiene taquipnea, un signo clínico de la cetoacidosis.
- Olor a acetona: el aliento de los animales que se hayan en estado de cetoacidosis puede percibirse como un olor dulce o afrutado, no muy común en un animal sano.
El paciente manifestará diferentes signos clínicos, dependiendo de dos escenarios posibles en los que se puede dar esta situación:
A. Un animal ya diagnosticado de diabetes mellitus (ya sea tipo 1 ó 2) en el que se dé la descompensación su glucemia, ya sea por la aparición de complicaciones recientes (por ejemplo, infecciones de orina, respiratorias, dermatológicas, otras enfermedades endocrinas, étc) o por falta de monitorización de la misma.
B. Un animal que aún no ha sido diagnosticado de diabetes. Este escenario es menos probable ya que normalmente el propietario ha percibido previamente algunos de los signos más comunes de esta patología, siendo los más comunes:
o Aumento de la ingesta de agua y, por lo tanto, del número de veces y cantidad que orina. Respecto a la orina también se puede percibir la “orina pegajosa” debido a la glucosuria (aumento de la pérdida de glucosa en orina debido a la hiperglucemia).
o Aumento del apetito, siendo llamativa la simultánea pérdida de peso.
o En ocasiones la diabetes puede ir acompañada de las conocidas cataratas diabéticas, siendo más comunes en perros.
Hay otras afecciones menos frecuentes, como pueden ser las neurológicas como el plantigradismo en gatos, signo en el que se aprecia que el felino camina de forma anormal apoyando también los tarsos.
Diagnóstico del paciente con cetoacidosis diabética
Para el diagnóstico de esta enfermedad se necesitan unas pruebas diagnósticasbásicas (todas ellas en relación con los procesos explicados anteriormente) serán:
- Analítica completa de sangre y medición de cuerpos cetónicos.
- Analítica de orina que incluya urocultivo y antibiograma.
- Gasometrías seriadas (nos confirmará que el animal se encuentra en un estado de acidosis metabólica y podremos ir evaluando su evolución).
- Pruebas de imagen: ecografía abdominal y radiografías de tórax.
Tratamiento del paciente con cetoacidosis diabética
Tras la confirmación del diagnóstico y se hospitalizará a tu animal para instaurar un tratamiento completo de urgencia, así como para monitorizar exhaustivamente la evolución clínica y analítica del paciente.
La hospitalización generalmente es intensiva y requiere de varios días requiriendo la repetición diaria de pruebas diagnósticas de forma seriada para poder ir ajustando el tratamiento lo mejor posible y detectar posibles complicaciones.
El tratamiento hospitalario consistirá en:
Fluidoterapia: en primera instancia se colocará un catéter intravenoso para poder administrar de forma urgente la fluidoterapia que necesita todo animal cetoacidótico debido a que la deshidratación y la hipovolemia (disminución del volumen sanguíneo) van de la mano en casi la totalidad de los casos.
Insulina: Una vez que el animal esté hidratado se podrá comenzar con el protocolo de infusión constante de insulina regular o de acción rápida. Mantendremos dicho protocolo y su monitorización correspondiente hasta que el animal empiece a comer y beber sin problema.
Una vez haya llegado este punto y tengamos controladas las glucemias y los cuerpos cetónicos en sangre, podremos pasar a la insulina subcutánea de acción más lenta que posteriormente se administrará de forma ambulatoria en casa, comprobando previamente que el animal es capaz de mantener glucemias que no sean excesivas ni deficientes.
La medición constante de glucosa es necesaria en el paciente hospitalizado.
El Servicio de Cuidados Intensivos utiliza el dispositivo FreeStyle Libre (Abbott) destinado a pacientes humanos diagnosticados de diabetes, para poder controlar rápidamente los niveles de glucosa en líquido intersticial.
Este dispositivo es de gran utilidad en nuestro manejo y control de diabetes tanto en perros como gatos, pues nos ayuda a realizar todas las mediciones de glucosa que necesitamos sin necesidad de tener que extraer sangre o de estresar al animal.
Durante su estancia hospitalaria es probable que necesite antibioterapia y analgesia por vía intravenosa para tratar procesos concomitantes (por ejemplo infecciones, pancreatitis…)
Cabe destacar que si se trata de una hembra entera, es altamente recomendable la esterilización tras la estabilización de la diabetes.
Seguimiento del perro y gato diabético después de la cetoacidosis
Una vez diagnosticada la diabetes al perro o gato, se adquiere un gran compromiso por parte del propietario para poder controlar esta enfermedad y mejorar su calidad de vida.
Controles Veterinarios: se debe acudir de forma regular y frecuente a realizar los controles veterinarios necesarios para alcanzar los objetivos que nos permitirán controlar la diabetes una vez se haya diagnosticado.
Las visitas serán más frecuentes al principio hasta la estabilización del paciente ya que se debe encontrar el tipo de insulina y la dosis que mejor se adapte a tu mascota. Tras conseguirlo se puede acudir de forma más espaciada, pero es importante ser estrictos en el seguimiento de las recomendaciones del veterinario.
Control de la glucemia en casa: respecto al control de la glucemia en casacomo propietario puedes hacer uso de glucómetros comerciales, cuyo modo de empleo es bastante sencillo, ya que sólo se debe introducir la tira reactiva en el dispositivo y añadir una gota de sangre, la cual se puede haber conseguido con un “pinchacito” en el pabellón auricular, almohadillas o cara interna de los labios.
El resultado se obtiene en pocos segundos y es un método sensible y fiable.
También es posible que sea necesario usar tiras de orina para el control de la enfermedad. La reacción colorimétrica permite después de unos segundos detectar un aumento de cuerpos cetónicos y glucosa en orina (entre otros parámetros).
Alimentación especial: estos pacientes necesitan una dieta especial para perro y para gato prescrita por el veterinario, la cual será baja en grasas, alta en fibra y con carbohidratos de bajo índice glucémico. Esto se deberá especialmente a la gran influencia negativa que tiene la obesidad en la diabetes, ya que esta hace que haya un exceso de leptina, la cual es una hormona diabetógena.
Es importante ser estrictos con la hora a la que se alimenta al paciente, así como con la cantidad de insulina que se debe administrar. En la mayoría de las ocasiones un paciente diabético deberá comer y, por tanto, recibir su dosis de insulina dos veces al día (cada 12 horas).
Ejercicio y actividad: los animales con diabetes deben realizar un ejercicio diario programado cada día acorde con su plan de alimentación.