La Parvovirosis canina, comúnmente llamada “Parvo” es una enfermedad infectocontagiosa transmisible a través de heces infectadas de otros perros y que afecta principalmente a cachorros de todas las razas.
Parvovirosis es una enfermedad muy importante debido sobre todo a dos factores:
- Presenta una gran capacidad de contagio.
- Tiene un alto índice de mortalidad.
¿Qué es la parvovirosis canina?
Los parvovirus son virus de pequeño tamaño, de ahí recibe su nombre la enfermedad, ya que “parvo” en latín significa “pequeño”.
Este virus, es extremadamente resistente. Soporta el pH y las diferentes enzimas que se encuentran en el aparato digestivo de nuestros animales y además puede permanecer largos periodos de tiempo, hasta meses, en el ambiente, lo que dificulta su eliminación en los criaderos.
Aunque afecte a todas las razas, hay determinadas razas que están predispuestas a padecer esta enfermedad como el Rottweiler, el Doberman Pinscher o el Springer Spaniel Inglés. También se ha visto que los Pastores Alemanes y los perros de raza pura son menos resistentes que los cruces.
Aunque cualquier perro no vacunado puede contraer la enfermedad, es más frecuente en cachorros hasta los seis meses de edad, por su inmadurez inmunológica.
¿Cómo se transmite parvovirosis?
Hay varias formas de transmisión:
- Contacto directo: el perro se poner en contacto directamente con material fecal de un animal enfermo. Esta es la principal vía.
- Contacto indirecto: a través de un objeto o ambiente contaminado.
También puede transmitirse de una madre gestante a sus cachorros, por lo que hay que tener especial cuidado en estos casos.
El periodo de incubación es de 5-10 días. Una vez que el virus entra vía oral se replica en las tonsilas y pasa a la sangre distribuyéndose.
En animales gestantes, si el virus pasa a los cachorros, tiende a ir al cerebelo o al corazón. En cachorros de tres o cuatro meses de edad suele tener tropismo por células intestinales (células de la cripta) y células sanguíneas de la médula ósea (células hematopoyéticas).
El virus no tiene capacidad de replicarse por sí mismo por lo que necesita de estas células del animal para poder hacerlo.
¿Los humanos pueden contagiarse de parvovirosis?
No, este virus es característico de los perros y los humanos no podemos padecer esta enfermedad, aunque sí podemos ser portadores asintomáticos y transmitirlo a nuestros cachorros si hemos estado en contacto con heces o material contaminado.
Principales signos clínicos de la parvovirosis
Al afectar a las células intestinales cursa principalmente con vómitos y diarreas. Las diarreas pueden ser desde amarillentas hasta presentar sangre. Se produce de forma aguda y es la sintomatología más característica. Estos son los principales signos clínicos:
- Decaimiento
- Diarreas, con frecuencia pueden ser hemorrágicas y malolientes
- Vómitos
- Deshidratación
- Fiebre
- Anorexia
- Ataxia, incoordinación
- Problemas cardiacos
Después de los primeros signos digestivos, suele existir afectación de la médula ósea dando lugar un descenso significativo de las células sanguíneas, principalmente neutrófilos y glóbulos rojos.
La neutropenia, disminución del número de neutrófilos en sangre, dificulta la respuesta inmune del paciente frente al virus y favorece las infecciones concomitantes por otros agentes infecciosos, como bacterias u hongos.
Cuando afecta a las células del músculo cardiaco, no cursa con diarreas y se suele dar en cachorros más pequeños de hasta tres meses de edad. Esta sintomatología es la menos común.
Tratamiento de la parvovirosis canina
La mayoría de estos pacientes acuden a un Servicio de Urgencias Veterinarias.
El tratamiento que recibe el cachorro varía en función de su sintomatología. Tiene como objetivo reestablecer las pérdidas que se han producido y prevenir que no se desarrollen infecciones bacterianas secundarias.
Estos animales requieren largos periodos de hospitalización para poder proporcionarles los cuidados que requieren.
Estos animales acuden con marcada deshidratación, por lo que se instaura una fluidoterapia intravenosa con sueros específicos. Además, en muchas ocasiones necesitan suplementación de Potasio, el cual han perdido a través de los vómitos y diarreas.
Es necesario administrar distintos fármacos para evitar que sigan vomitando (fármacos antieméticos) y pro-bióticos para mejorar las diarreas.
Se les ayuda a que no tengan dolor durante el proceso, proporcionando analgesia de forma constante.
La antibioterapia es necesaria en la gran mayoría de pacientes, debido a la afectación de su médula ósea y la disminución de la respuesta inmune, que genera infecciones bacterianas secundarias.
La gravedad del cuadro clínico produce que muchas veces no quieran comer de forma voluntaria, por lo que es necesario colocarles una sonda naso-esofágica para alimentarles o incluso administrar fármacos que estimulan la motilidad del aparato digestivo.
Aunque estos pacientes son siempre considerados como graves, en ocasiones su estado empeora de forma crítica y necesitan cuidados intensivos. El uso de diferentes hemoderivados como transfusiones de concentrado de hematíes o de plasma son necesarios para atender las necesidades de estos pacientes enfermos.
Prevención frente a la parvovirosis canina
La vacunación es la mejor prevención contra la enfermedad.
Los protocolos indican empezar a vacunar al cachorro entre las 6 y 8 semanas de vida, ya que antes de eso los animales tienen anticuerpos adquiridos de su madre si esta ha sido previamente vacunada.
Entre las 8 y las 12 semanas van disminuyendo los anticuerpos maternos y quedan desprotegidos los cachorros siendo más fácil que se infecten. Una vez que se ha puesto la primera dosis, hay que administrar tres dosis más, en intervalos de 3 o 4 semanas. Después, hay que re-vacunar al año. Es importante administrar dosis de recuerdo cada 3 años pasado este periodo. WSAVA Vaccination Guidelines
Recomendaciones
Este virus es un virus de contagio elevado, ya que se difunde muy rápidamente en poblaciones de perros debido a su elevada resistencia ambiental, al alto rango de hospedadores a los que puede afectar y a que se elimina en grandes cantidades en los productos de excreción como en las heces, la orina y la saliva.
Se recomienda la limpieza directa de áreas donde haya podido estar un perro con parvoviris con sustancias específicas virucidas, como el hipoclorito sódico (lejía), el formol o el VIrkon®, siguiendo las indicaciones de los fabricantes.
Hay diferentes factores como el hacinamiento, el estrés, los parásitos intestinales o un mal estado general de los animales que predisponen a su aparición, por lo que el seguimiento de las recomendaciones preventivas del veterinario es de vital importancia.
Un comentario
Muy buena explicación.
Didáctica. Muy completa. Se aprende mucho.
Muchas gracias.